Cuando hablamos de los modelos de inteligencia artificial, nos olvidamos a veces de lo más importante, sin lo cual la inteligencia artificial no nos serviría para nada. La importancia del dato.
Hemos oido hablar de DATASET, de los procesos de limpieza del dato, de su depuración, del proceso KDD, del input y del output. Se da por sentado que se trabaja con datos, con textos para conseguir un perfecto lenguaje natural.
Pero en la mayoría de los casos, nos olvidamos ¿de dónde proviene toda esa información?
La respuesta es fácil, la fuente somos nosotros mismos.
Sea de manera consciente o de forma totalmente desconocida, la construcción de la mayor base de datos de la historia, la hemos construido a base de la interacción humana durante todos estos años gracias a la tecnología disruptiva que llamábamos por aquel entonces, Internet.
A partir de ese momento, «el dato» ha sido la moneda de cambio de toda transacción en la red.
Ha sido de manera invisible, con consentimiento tácito o implícito, pero hemos permitido que se haya compartido nuestra vida a través de las redes sociales con imágenes, vídeos, audios u opiniones. Amparándose en que el patrón de consumo permite adelantarse a anhelos que ni siquiera sabíamos que teníamos, así se han construido nuevos artículos y contenidos.
Las cookies llegaron para seguirnos el rastro de manera silenciosa, por ejemplo, durante más de 400 días. Nosotros asumíamos que era normal que todos los anuncios de compra-venta de vehículos y artículos relacionados aparecían por «arte de magia». Ahora ya sabemos que todo estaba relacionado con la «búsqueda de coche» que habíamos realizado la noche anterior desde nuestro dispositivo móvil.
Ahora tenemos un chatbot, que además de conocer nuestros más íntimos deseos, también conoce cómo nos dirigimos a él, qué preguntas le hacemos y qué tipo de relación establecemos con esa IA. El social scoring está ahí, y desconocemos a ciencia cierta si realmente se usará o se está usando éticamente, Para «el bien o para mal». Pero sobre eso también existen discusiones y es otro tema de debate.
La interpretación del dato alcanzará su máximo esplendor, cuando comiencen las demandas por su uso discriminatorio, cuando se le conceda a la IA un sesgo de autoridad o cuando los perjuicios en diferentes ámbitos superen a los beneficios y creen alarma en la sociedad.
Será ahí, en la problemática a la que se va a enfrentar la sociedad, si la labor ardua de regulación que está realizando actualmente la Unión Europea dará sus frutos.
Estaremos pendientes.
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